Estamos en un momento culminante de la travesía sensible en el planeta Tierra, víspera de un itinerario sin precedentes en el hecho de "ser humanos", o sea, rumbo al "homo cosmicus", la siguiente epopeya universal de la sensibilidad psíquica. No somos personas que a veces tienen experiencias espirituales, sino seres espirituales implicados en experiencias humanas. Quien lo entiende y asume, no necesita más detalles. --VISITAR ENTRADAS ANTIGUAS--
10 noviembre 2006
MEDIDA GUBERNAMENTAL POR LA FELICIDAD
¿Cuánto midió el riesgo
feliz?
08.11.2006
El Gobierno de Tailandia medirá cada mes el estado anímico de los ciudadanos y dará a conocer el resultado por medio del "índice de la felicidad", lo que cree que llevará a la sociedad hacía un equilibrio entre el materialismo y la espiritualidad.
El nuevo "índice de la felicidad", que funcionará a partir del próximo enero, se basa en factores como el de la esperanza de vida, satisfacción laboral, salud, relación familiar, seguridad ciudadana, libertad individual e igualdad de derechos para los dos sexos.
El proyecto de crear el índice tailandés de felicidad, tomando algunas ideas del que desarrolló el pequeño reino de Bután, surgió del Ministerio de Finanzas, cuando sus responsables comenzaron a barajar fórmulas para conocer si el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) repercute en la mejora de la calidad de vida de los tailandeses de todos los estratos sociales.
Después el golpe de Estado del pasado 18 de setiembre, y recién asumida la jefatura del Gobierno, el primer ministro interino, el general Surayud Chulanont, rescató de los archivos ministeriales la idea del "índice", que está en consonancia con su anunciado plan de centrarse "en la felicidad de la nación, en vez de en la riqueza".
Con su plan para la felicidad, el general Chulanont satisface en cierta medida los deseos del respetado rey de Tailandia, Bhumibol Adulyadej, defensor de lo que denomina "economía autosuficiente", un ambiguo concepto filosófico que busca el crecimiento económico sostenido y un nivel de inversión adecuado a las necesidades del país.
El concepto de desarrollo que al monarca le gusta incorpora el valor que la religión budista da a la moderación, una tradición que se desvaneció con la fiebre consumista que vive Tailandia, y choca frontalmente con el enfoque capitalista que tenía la política del depuesto primer ministro y multimillonario, Thaksin Shinawatra.
Aunque de cara al turismo Tailandia se autodenomina "Tierra de las sonrisas", el informe elaborado en el 2006 por la Fundación para la Nueva Economía, institución internacional con sede Londres, descubrió que la población de este reino tropical, en el que viven cerca de 63 millones de habitantes, es menos feliz que la de otros países del sudeste de Asia, como Vietnam o Indonesia.
Ahora, y siguiendo las instrucciones del Gobierno provisional instalado en el poder por los militares golpistas, el Instituto Nacional para el Desarrollo Económico y Social ultima el diseño del índice que reflejará el nivel de la "felicidad interna bruta" que se registra en Tailandia.
"Cuando obtenemos el índice del Producto Bruto Interno sólo reflejamos la dimensión económica, que no es suficiente para medir la felicidad de la gente tailandesa. Todo depende de cómo uno define la felicidad", apuntó Kitisak Snthubanich, secretario general del instituto.
La primera prueba del "índice de felicidad" reveló que los habitantes del noreste de Tailandia, considerada la región más pobre y menos desarrollada del país, son precisamente los que disfrutan de un mayor nivel de felicidad.
Los expertos atribuyeron ese alto nivel de felicidad al hecho de que en las provincias del noreste, en las que la agricultura y la ganadería son los principales medios de vida, continúan asentadas las tradiciones culturales y familiares.
Otra prueba posterior hecha a finales del pasado octubre dio como resultado que las inundaciones causadas por las intensas lluvias que cayeron durante aquellas fechas podían haber hecho descender el índice de felicidad hasta el nivel cero.
"Nuestra sociedad necesita fijarse más en el comportamiento ético, en la buena gestión del Gobierno, en la preservación del medioambiente y en la distribución equitativa de la riqueza", señaló Chutamas Baramichai, subsecretaria del instituto.